En el corazón del Piamonte: entre los viñedos de las Langhe y la elegancia de Turín
Este itinerario combina la magia de las Langhe, con sus paisajes ondulados y viñedos, y el esplendor sabaudo de Turín, una ciudad llena de historia y cultura. Ocho días son ideales para descubrir lo mejor del Piamonte, disfrutando de la gastronomía, la naturaleza y la arquitectura.
Las Langhe, con sus paisajes ondulados llenos de viñedos y pequeños pueblos históricos, son uno de los destinos más fascinantes de Piamonte. Un itinerario de tres días es perfecto para sumergirse en la cultura, la historia y los sabores de esta tierra extraordinaria.
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Barolo: un viaje a la historia del vino
El viaje comienza en Barolo, un pequeño pueblo que parece haberse detenido en el tiempo. En el centro se encuentra el imponente Castillo de Barolo, que hoy alberga el WiMu (Museo del Vino). Allí, los visitantes pueden explorar no solo la historia del Barolo, sino también el profundo vínculo entre esta región y la tradición vinícola. Después de la visita al museo, pasear por las calles del pueblo, con sus tiendas de artesanías y productos típicos, es una experiencia relajante y encantadora.



La Morra y Monforte d’Alba: vistas, vino y tradición
Continuando el recorrido, se llega a La Morra, conocida por su espectacular Belvedere, desde donde se puede disfrutar de una vista infinita de las colinas circundantes. Este lugar ofrece panoramas que dejan sin aliento, especialmente al atardecer. Una visita a una de las bodegas locales es imprescindible: los productores reciben a los visitantes con degustaciones de Barolo y comparten apasionantes historias sobre la cultura del vino.
A la hora del almuerzo, una parada en una trattoria típica ofrece la oportunidad de probar platos tradicionales como los tajarin con trufa blanca o el brasato al Barolo, acompañado, por supuesto, de un buen vino local.
Por la tarde, el viaje continúa hacia el Castillo de Grinzane Cavour, una imponente fortaleza medieval que forma parte del patrimonio de la UNESCO. Allí, los visitantes pueden recorrer el museo dedicado a Camillo Benso, Conde de Cavour, y descubrir su papel en la historia de Italia y en la promoción de la viticultura.
El día termina en Monforte d’Alba, un pueblo que conserva todo el encanto de la época medieval. Una visita al Auditorio Horszowski, un anfiteatro natural rodeado de colinas ofrece un momento de tranquilidad y belleza, perfecto para contemplar el atardecer.
Alba: la capital de las Langhe
El segundo día comienza en la animada ciudad de Alba, conocida como la capital de las Langhe. Al recorrer su centro histórico, los visitantes pueden admirar las antiguas torres medievales y la majestuosa Catedral de San Lorenzo, con sus interiores ricamente decorados. Durante el otoño, Alba cobra vida con la Feria Internacional de la Trufa Blanca, un evento imprescindible para los amantes de la gastronomía.

Neive: la joya escondida
Después de Alba, el itinerario lleva a Neive, considerado uno de los pueblos más bonitos de Italia. Sus calles empedradas y casas de piedra cuentan una historia antigua, mientras que las bodegas locales ofrecen la oportunidad de degustar el Moscato, un vino dulce famoso en todo el mundo.
Barbaresco: alturas y sabores inolvidables
Tras un almuerzo ligero basado en productos locales, el viaje continúa hacia Barbaresco, otro símbolo de las Langhe. Subir a la Torre de Barbaresco es una experiencia inolvidable: desde lo alto, se abre un panorama espectacular de viñedos y colinas. Antes de partir, una visita a una bodega local permite conocer mejor el Barbaresco, un vino que no tiene nada que envidiar al más famoso Barolo.

Serralunga d’Alba: historia y fortaleza en el corazón de las Langhe
La última parada del día es Serralunga d’Alba, donde el encantador Castillo de Serralunga domina el paisaje. Este edificio medieval, con su estructura esbelta y sus imponentes murallas, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva de la zona.
Diano d'Alba y Verduno: tesoros del vino piemontés
El último día comienza en Diano d’Alba, un pequeño pueblo rodeado de viñedos menos conocidos pero igualmente fascinantes. Desde el mirador principal se obtiene una vista única de las colinas. Aquí puedes disfrutar de una cata en bodegas más pequeñas y familiares que producen excelentes vinos Dolcetto.
Después, dirígete a Verduno, una joya tranquila que sorprende con su Barolo de carácter delicado. El pueblo ofrece una experiencia más íntima y auténtica para los amantes del vino
Cherasco: el pueblo medieval
Concluye el viaje en Cherasco, famosa por sus mercados de antigüedades y el tradicional «bacio di Cherasco», un bombón que deleita a cualquier visitante. Pasear por sus calles tranquilas y disfrutar de la calma es el cierre perfecto para esta escapada.
Tres días en las Langhe son un viaje que queda grabado en el corazón. Cada pueblo, cada castillo y cada colina cuentan historias de un pasado rico y fascinante. A esto se suman los sabores únicos de una cocina que celebra los productos locales y los vinos que han hecho famosa a esta región en todo el mundo.

CASTIGLIONE FALLETTO
Turín: un viaje real entre historia, arte y elegancia en la capital del Piamonte
«Turín es una ciudad que encanta con su elegancia, sus palacios reales y una atmósfera impregnada de historias de reyes y reinas. Siguiendo los pasos de los Saboya, puedes descubrir un lado de la ciudad lleno de arte, cultura y poder. Cinco días son el tiempo perfecto para dejarse seducir por la magia de esta dinastía real»
Turín es una ciudad que encanta con su elegancia, sus palacios reales y una atmósfera impregnada de historias de reyes y reinas. Siguiendo los pasos de los Saboya, puedes descubrir un lado de la ciudad lleno de arte, cultura y poder. Cinco días son el tiempo perfecto para dejarse seducir por la magia de esta dinastía real.
Llegar a la Piazza Castello es como viajar en el tiempo. Este centro histórico de la ciudad sabauda es un lugar cargado de historia. En el centro, el majestuoso Palacio Real recibe a los visitantes con su imponente presencia. Pasear por sus salones decorados, los apartamentos reales y la Armería Real es como caminar junto a los monarcas del pasado. La visita culmina en la Capilla de la Sábana Santa, una obra maestra barroca que durante siglos custodó el misterioso lienzo.
A pocos pasos, los Jardines Reales ofrecen un remanso de tranquilidad antes de continuar hacia el Palacio Madama. Este edificio es una fascinante mezcla de fortaleza medieval y palacio renacentista, y su interior alberga el Museo Cívico de Arte Antiguo, donde cada rincón parece contar una historia.
Por la tarde, un paseo por la elegante Via Po te lleva hasta el río, mientras las luces de Piazza Vittorio Veneto se encienden al atardecer. Es el lugar perfecto para cenar y disfrutar de la atmósfera mágica de la ciudad.
Un viaje a Turín no estaría completo sin una visita a la Venaria Reale, la «Versalles italiana». Este espléndido complejo barroco, situado a pocos kilómetros de la ciudad, transporta a un mundo de lujo y esplendor real. Sus interiores, con frescos y decoraciones doradas, son espectaculares, pero sus jardines son aún más impresionantes: kilómetros de paisajes diseñados con precisión, llenos de fuentes y vistas impresionantes.
Después de un almuerzo en una trattoria cercana, donde puedes saborear especialidades piamontesas, regresa a Turín para visitar el Castillo del Valentino. Este elegante castillo, ubicado a orillas del río Po, fue el refugio de Cristina de Francia, la primera «Madame Real». Pasear por sus alrededores, rodeados de naturaleza, es un verdadero placer.
A pocos pasos, el Borgo Medievale agrega un toque pintoresco al día. Este pueblo medieval fue construido en el siglo XIX por los Saboya como una recreación histórica y es un rincón único y lleno de encanto.
El día comienza con una experiencia inolvidable: subir a la Basílica de Superga. Diseñada por el arquitecto Filippo Juvarra, esta iglesia domina Turín desde lo alto de una colina. Superga no solo es un lugar espiritual, sino también el mausoleo de los Saboya, un espacio cargado de historia. Desde su terraza, la vista de la ciudad y los Alpes es simplemente espectacular.

Después de un almuerzo con vistas panorámicas, es hora de regresar a la ciudad y sumergirse en la cultura. El Museo Egipcio es una parada obligatoria: considerado el segundo más importante del mundo después del de El Cairo, ofrece un viaje fascinante al antiguo Egipto.
Para cerrar el día, la Galería Sabauda despliega una colección de arte impresionante. Los tesoros acumulados por los Saboya a lo largo de los siglos reflejan su pasión por el mecenazgo y la belleza, y son el broche perfecto para este recorrido real.
Comienza la jornada visitando el fascinante Museo Nacional del Automóvil. Este espacio narra la evolución del diseño, la tecnología y la cultura automovilística, destacando el impacto de Italia en la industria automotriz global. Desde coches clásicos hasta prototipos futuristas, este museo es una parada obligatoria para los amantes del motor.
A continuación, dirígete al Parlamento Subalpino, situado en el Palazzo Carignano. Este fue el primer parlamento de Italia y el lugar donde Cavour desempeñó un papel fundamental en la unificación del país. Dentro del edificio, el Museo del Risorgimento narra la historia de este movimiento con documentos, artefactos y exposiciones que transportan al visitante al siglo XIX. Recorrer estas galerías es comprender el papel crucial de Turín en la construcción de Italia como nación.
Por la tarde, disfruta de un relajante paseo por el centro histórico de Turín, visitando sus cafés históricos como el Ca è Mulassano o el Ca è Torino, famosos por su elegancia y tradición.
Dedica el último día a absorber la atmósfera única de la ciudad. Comienza con un tranquilo desayuno en Piazza San Carlo, conocida como el “salón de Turín”, rodeada por arquitectura barroca. Aprovecha para explorar boutiques locales o adquirir productos típicos piamonteses como el gianduja (chocolate y avellanas).
Termina tu viaje con una visita a la Mole Antonelliana, el ícono arquitectónico de Turín, que alberga el Museo Nacional del Cine. Sube en el ascensor panorámico hasta la cima y disfruta de una vista espectacular de la ciudad y los Alpes.
Concluye el itinerario disfrutando de una cena tradicional en una trattoria del centro, brindando por la experiencia inolvidable de haber explorado la historia, la cultura y la elegancia de Turín.